Siete días se han cumplido de la media veda de esta temporada, de los que hemos podido salir al campo todos, aunque solo sea ratos cortos al atardecer entre semana debido a las obligaciones laborales. De momento no podemos quejarnos puesto que, aunque la montaña nos está fallando, en los Oteros se van viendo codornices y, si bien no me ha coincidido con el mejor momento de las perras para cazar, con Lida fuera de juego con su camada, Hera con 12 años y Xana que ha salido en celo justo esta semana, todos los días nos llevamos a casa entre 8-12, todas a postura de perro, puesto que así entiendo yo la caza con perros de muestra y en especial de la codorniz. Respeto lo que otros hagan, pero no comprendo al que va con perros y tira a todo lo que sale aunque los perros no se hayan enterado. A por carne voy al supermercado que las codornices ya vienen peladas y gordas, a mi lo que me gusta es cumplir con el trabajo de mis perras y no tratar de engordar las perchas a cualquier precio. Ya me he quedado a gusto.
Además de cazar con mi padre, he podido disfrutar de la compañía de algunos amigos, en concreto Juan y Carlos, que me invitaron a pasar este sábado en su coto palentino, compartiendo, sobre todo, las evoluciones de las dos cachorras de Juan, la setter Eltxar, hija de Ucla de Sosobal, que con dos años está muy centrada en la caza y Bruma, una pointer de un año que sorprende por lo que está haciendo para su edad.
Las codornices se van poniendo cada vez más duras y se ha empezado a ver estos últimos días alguna engrasada. A ver esta segunda semana "de transición" qué tal se da, mientras esperamos los movimientos típicos de septiembre.