Ayer al fin se abrió la veda de la caza menor en Castilla y León. Como todos los años dedicaremos las primeras jornadas a las perdices para después poco a poco meternos al roble tras las pitorras. Además, este año parece que la perdiz ha criado bien en nuestros cotos de la montaña, no hay más bandos, con el monte cerrándose cada vez más están los que pueden estar, pero sí que parece que todos tienen 10-12-14 perdices, lo que permite que, sin presionarlas mucho cada día, podamos repetir jornadas y asegurar que al final de la temporada queden al menos 6-7 por bando.
Después de la fuerte tormenta que cayó el sábado al atardecer, con el monte empapado y una temperatura veraniega en cuanto el sol brilló con fuerza, la jornada empezó extraña. 3 horas de paseo por donde siempre están la perdices por estas fechas y ni una triste cagada. Hacia las 12 al fin dimos con un bando de 11-12, metidas en un escobal muy protegido en medio de la ladera, volando ya al sitio que les corresponde, donde habíamos empezado por la mañana. Una hembra en el primer levante y un macho en el segundo me permitieron redondear el trabajo de Xana y Lida, todavía con unos kilos de más después de criar la camada. Mi padre tuvo la oportunidad de hacerse con otra, pero no atinó bien el tiro y solo pudo cogerle la matrícula y apalabrar cita con ella para más adelante, jejeje.
¡¡¡Buena caza a todos!!!
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