El martes por la tarde compartí jornada de caza con mi amigo Manuel y su pointer Yara de Castriello, hija de la anterior camada de nuestra Xana. Habíamos coincidido algún día en los censos de perdiz y codorniz, pero tenía ganas de verla cazando. Fue una perra precoz, ya el año pasado cazó sus primeras codornices y en la temporada general ya puso varias perdices y pitorras, cobrándole Manuel 5-6 perdices y 3 becadas, y, según su dueño, esta media veda se está confirmando.
Me gustó mucho en la poco más de hora y media que la vi. Siempre en contacto con el cazador, poniendo, patroneando y con una pasión desmedida por el cobro. Quizá el único defecto el ansia a la hora de resolver, que la hace precipitarse y acelerarse un poco en cuanto la mandas entrar a levantar, quizá debido a que suele cazar sola y esta vez iba acompañada por Lida.
Y para redondear el día, nos acompañó mi ahijada Valeria, que, enamorada de los perros, insistió en que quería ir al monte para ver cómo cazaban y no hubo forma de decirle que no. Quien sabe, igual lleva una futura cazadora dentro...
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