Pistoletazo de salida a una nueva temporada de caza. Y como es de rigor, ayer primera salida tras las codornices en Los Oteros en compañía de mi padre, ilusionados porque la cachorra de mi padre, Sharon, llega son 11 meses a su primer contacto con la caza salvaje, una edad ideal para empezar a foguearse.
Una mañana de caza rara, pocas codornices, sueltas y adultas, salvo dos pollos despistados ya grandecitos, y metidas desde primera hora de la mañana en lo más espeso de las regueras. Por la mañana vimos 15-16 y nos hicimos con 12, aunque con la pena de que Sharon se enteró poco, cobrar un par de ellas y olisquear por entre las otras perras en algún lance. Muy duras para ella, y aunque puso interés y afición, se rieron de ella.
Por la tarde más de lo mismo, 10 codornices vistas de las que solo pudimos coger 3, el resto salieron largas, esperando poco y un par de ellas a nuestros pies en una cuneta, otro día esperamos verlas delante del morro de las perras. Lo bueno es que Sharon puso la primera de la tarde por dos veces y mi padre pudo cobrársela, ¡¡¡primera para la cachorra!!! y después patroneó en un par de muestras de Xana y Lida, primera vez que la vemos patronear. Nueva demostración de la buena escuela que es la codorniz para los más jóvenes.
Después charlas con otros cazadores, opiniones en internet y periódicos y casi todas en el mismo sentido. Que si desastre, que si decepción, buscando culpables de la ausencia de codornices... La verdad es que no lo entiendo. Es una migratoria, muy irregular año tras año y parece que se nos olvida que su presencia depende mucho del clima y de cómo esté el campo; además entiendo que no se debiera de salir al campo por el hecho de matar y matar. Jamás entenderé las quejas del que mató 15 codornices aduciendo que otros años hacía el cupo. ¿No es suficiente con volar 6-8 codornices a muestra de perro? ¿No nos vale con poder disfrutar de salir libremente con los perros al campo? En fin...
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