Después del fiasco de quedar vacía en el cruce que hicimos en febrero, volvimos a cruzar con Xana en el celo de verano, ante la urgencia de quedarnos con un cachorro que sirva de relevo a Lola, madre de Xana, con una artrosis crónica cada vez más acuciante.
Esta vez optamos por el macho de un amigo del valle de Luna, un pointer parecido a los nuestros, a los que nos gusta llamar pointer rústicos, de los de antes, de conformación fuerte, pelo denso y apretado, resistentes al duro clima de la montaña leonesa y no tan rápidos ni de búsqueda tan amplia como imperan en las tendencias actuales de la raza.
Ayer hicimos una ecografía que nos confirmó el éxito de la monta, de forma que si todo va bien hacia el 20 de septiembre tendremos de nuevo cachorritos de pointer, 5 de ellos ya con dueño, con destinos tan variados como Toledo (Luisete, ¿ya tienes nombre?), Lugo o Navarra.
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