Parece que hay movimiento y alguna codorniz se va viendo. No son muchas, 7-8 en cada jornada de mañana o de tarde, pero sí complicadas. En la montaña en los hierbazales más espesos y en el llano en perdidos y cunetas. Todas son ya codornices grandes, con algo de grasa y apeonadoras, de las que ponen las cosas complicadas y te enredan un ratillo hasta que las haces volar. Y algunas allí quedan, después de peones enrevesados de ida y vuelta, en círculos o rectilíneos y rápidos que o bien despistan a los perros que acaban perdiéndolos o bien les da ventaja para salir fuera de tiro. Exigentes para la nariz de nuestros compañeros.
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