Bonito jueves de caza acompañado por mis amigos Carlos y Manuel. Varias muestras, peones, vuelos y al final 2 pitorras para casa, cada una con una historia particular que nos hará difícil olvidarlas.
La primera, cazada por Carlos, porque nos sorprendió por su tamaño al cobrarla. Nada más llegar al coche se confirmó como una gran becada, dando en la báscula ni más ni menos que 425g, la más grande que habíamos visto nunca cualquiera de los tres.
La segunda porque tras tirarle yo el único tiro al que me dio opción en un sitio bastante cerrado de robles jóvenes y urces y verla caer tocada, conseguimos cobrarla una hora después del lance justamente a 171m (el GPS de Carlos nos dio el dato), de dónde habíamos estado un buen rato intentando cobrarla. La tiré volando ladera abajo, soltó plumas, cayó como de ala pero en el sitio donde a mi me pareció que podía haber caído nada de nada. Después de seguir dando la ladera y volver al sitio de nuevo decidimos bajar en la dirección en que la perdí de vista y nada más salir de la mata de robles, al borde de una campera nos la cobra Xana dándonos una alegría bárbara.
Y este fin de semana paréntesis de caza, jornada de descanso como en las vueltas ciclistas para dedicarla a la familia, ¡que bastante nos aguantan ya!