Llegados al ecuador de la media veda la cosa sigue floja, con poco movimiento de codornices. Sin grandes cantidades, al menos el coto del llano ha sido constante, levantando 10-15 codornices cada jornada hasta que llegó el bajón el jueves de la semana pasada, en el que solo vimos 2. El domingo parecido, sólo 3. Suficiente para que la cachorra se ponga a tono, yendo a más cada día, y para que las veteranas vayan desentumeciéndose de cara a la general.
Entre medias hemos realizado un par de salidas al coto de montaña. Con poco terreno para salir optamos por dejar las valientes codornices que se aventuraron a subir por allí para perrear y para darle alguna alegría a Hera, que a sus 13 años y medio conserva el olfato intacto y una hora de monte aún la aguanta. Disfrutar del trabajo de las cuatro perras juntas no se puede expresar con palabras.
Veremos si este cambio de tiempo mueve alguna codorniz más y seguimos disfrutando de los lances con las complicadas codornices de septiembre.
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