domingo, 29 de enero de 2017

Fin de temporada en Castilla y León

Como bien predije en la anterior entrada, el domingo pasado supuso el cierre de nuestra temporada de caza 16/17. El trabajo no me dejó salir el jueves y la nieve que empezó a caer el propio jueves por la tarde dejó el coto de la montaña bajo un buen manto blanco, así que con el tradicional adelanto del cierre de temporada a mediados de enero en los cotos del llano ya no tenía dónde salir. Por si fuera poco mi nuevo sobrino decidió nacer el jueves, así que todos los elementos se alinearon para ir a conocerle a Madrid. Este sabe tras lo que se anda, ya que no se puede cazar este fin de semana, lo elijo para nacer que así viene mi tío sin problemas, jajaja...

La primera valoración de la temporada es de muy buena, si contamos desde la media veda sin duda la mejor temporada de lo que va de siglo. He podido disfrutar de dos perras que han estado a un nivel muy alto, siendo las verdaderas artífices de los buenos números: he podido ir confiado a todos sitios, siempre había algo para ponerme delante de la escopeta. 

-Las codornices cumplieron de forma excepcional, sin cifras escandalosas pero muy constantes, ver todos los días una media de 30-35 con picos de 50 y las jornadas peores 20 es para firmarlo con los ojos cerrados. 

-Las perdices en la montaña criaron bien por segundo año consecutivo y me han ofrecido la mejor temporada de los últimos 10 años. Lo mejor es que han quedado bandos sin tocar, ojalá venga una buena primavera y se mantengan constantes en densidad y número de bandos.

-Las becadas se comportaron de forma muy irregular. En los cotos del llano prácticamente solo notamos entrada a finales de noviembre y primeros de diciembre, con días entretenidos de aquella, pero sin posteriores movimientos lo que supuso que resultara mala temporada por la zona llana. Sin embargo, en la montaña entraron más tarde que otros años pero en cantidades nada usuales allí, lo que hizo que fuera la mejor temporada en los 17 años que llevo cazando pitorras allí. Sin duda la sequía del suelo, sin que haya caído una gota de lluvia prácticamente desde que finalizó la media veda ha influido en su elección de los terrenos de invernada.

A partir de ahora nos queda por delante que se concrete un as en la manga para cerrar definitivamente la temporada de caza y después un par de meses para seguir sacando los perros en los censos de becada en contrapasa. 

lunes, 23 de enero de 2017

Apurando la temporada

Se acerca el final de la temporada, o igual ayer puse el cierre a la de Castilla y León sin saberlo porque el próximo se está complicando poder salir, ya veremos.

El paseo de tarde de todos los jueves esta vez no dio el resultado de los anteriores en pitorras cazadas, volviendo a casa "en llanta" como dice mi amigo Mejido, pero como el resultado no siempre es lo importante lo calificaré como un buen día de caza. Nos enfrentamos a tres pitorras que nos ganaron la partida en buena lid. La primera tras varias muestras y peones arrancó bien tapada sin dar opción a tirarla y no conseguimos volver a encontrarla. La segunda nos dio tres vuelos fallándola yo al segundo en la única opción que dio por precipitarme pensando que se iba a tapar. La tercera levantó rasa cara a las perras ya casi entre dos luces tras otro peón largo y ante el peligro que podía suponer dispararla para la integridad de Lida y Nabia preferí citarla para otro día.

El sábado volví a la zona con más tranquilidad y el resultado cambió, de las tres que nos ganaron la partida el jueves, dos claudicaron. Saqué a Xana, a la que con once años y medio estoy dosificando, y me dio una gran alegría con la primera. La sorprendimos a la orilla de un prado encharcado en su desayuno matinal, y mientras Lida y Nabia aguantaban prudentes la muestra en una zona muy abierta, Xana cogió la batuta del peón y me la puso en palmitas en medio del prado para el lance más fácil de la temporada, pero uno de los que mejor recordaré, llegadas a estas edades nunca sabes si estás cazando su última pieza. Más tarde dimos con la segunda del jueves, que tras dos levantes se fue de rositas sin dejarme tan siquiera levantar a escopeta, tercer encuentro que tenemos y se decanta a su favor, esta es brava. La tercera del jueves volvió a repetir un peón de infarto y cuando ya no me la esperaba después de tanto ir y venir de las perras con el peón, saltó para recordarme que no debo desconfiar de las perras y dejarlas hacer su trabajo, que al final no soy más que un espectador de lujo y ellas saben tras de lo que andan (ahí pongo enlace al vídeo, paciencia que lo he dejado en bruto y son 7 minutos, el lance lo merecía). Con dos en el bolso Lida y Nabia pusieron otras dos pitorras, pero no pude hacerme con ninguna de ellas, fallando una por no colocarme bien y no dejándose tirar la otra, que en el primer levante salió larga tras otro peón para recordar y en el segundo se tapó rápido con unos piornos descolgándose ladera abajo hasta perderse de vista.



El domingo cambié la escopeta por la cámara y acompañé a los astures Carlos y Juan a un coto de encinas, a ver cómo andaba la cosa por el llano. Me encontré lo mismo que en los otros cotos del llano a los que he ido este año, monte muy seco, suelo de pena y consecuente escasez de becadas. En enero y que una de las mayores preocupaciones fuera dónde habría un triste charco para que las perras bebieran lo resume todo. Anduvimos dando varios vuelos a dos escurridizas, disfrutando de una jornada de camaradería y buen rollo con el colofón del trabajo de todos los perros que llevó a que finalmente pudieran hacerse cada uno con una, y con la sensación de haber dejado el coto pelado. Mal año hemos tenido por los cotos llanos, este invierno ha sido el más seco que recuerdo y las pitorras han pasado de quedarse en ellos.

martes, 17 de enero de 2017

Alegrías en la montaña

El jueves volvimos a la montaña en el paseo de la tarde de después del trabajo y de nuevo nos resultó un día afortunado: 6 becadas vistas y un nuevo cupo. Primero empecé por una zona donde hace un par de semanas quedaron dos y allí aparecieron...para seguir quedando allí. La primera un fallo mío con la escopeta, se me da mal tirar hacia abajo a las que se descuelgan por la ladera. La segunda saliendo tapada por tercer día consecutivo del mismo piornal, si entro por un lado sale por el otro, si entro por el otro sale por el uno, es lista, creo que me ha ganado la batalla y ahí se quedará. Después vino un rato de subidón con 3 becadas vistas con apenas 20 minutos de lapso entre una y otra, y con dos lances de los que te recuerdan por qué engancha tanto la caza con perro de muestra y para el perro de muestra. Una fue una floritura de Lida yendo a poner una donde jamás yo la hubiera buscado, saliéndose de la mano que llevaba para sorprenderme una vez más con su instinto. La otra un peón de Nabia de más de 5 minutos ladera arriba que casi me hace salir el corazón por la boca del suspense, en cada ribazo que subíamos me la esperaba ver volando, hasta que en el quinto se materializó. Con el cupo hecho y volviendo al coche todavía me pusieron la sexta en unos helechos secos en medio de una avellaneda, que voló como una pava, tendrá que espabilar porque si el próximo día sale igual la auguro mal final.

El sábado nueva visita a los llanos de Sahagún con Mejido. En esta ocasión no vimos ni pluma, sí que tuvimos puestos los perros y había cagadas en las dos zonas donde los días anteriores habíamos levantado sendas pitorras pero esta vez no se dejaron ni ver, así que pocas, veteranas y resabiadas. Nuevamente amenizaron el día las liebres, otras 4 vimos correr, cortando Mejido la carrera de una ellas como premio a la buena muestra que había hecho Killa y para que los bretones tuvieran al menos una recompensa después del flojo año  de perdices y becadas que están teniendo en sus cotos.


Y el domingo... qué decir del domingo. Un día de esos inolvidables que la montaña te regala muy de vez en cuando. Visto que las becadas este año están más a gusto que ningún año en los robledales norteños, salí con la intención de tocar otra parte del coto a la que muy pocos años voy por la falta de resultados. Y así siguió siendo, dos vallejas tocadas y ni rastro de pitorras, hasta que terminando la segunda, al borde de los robles y las urces las perras empiezan a tocar rastro y dar peón para terminar quedando puestas al inicio de un desbroce: una dormida de 8-9 perdices. Empieza así una serie de guías y muestras que me lleva a cruzar varios desbroces con las perras puestas durante casi un cuarto de hora que pareció eterno, hasta que arrancan 4 perdices ladera abajo, selecciono una, tiro y cae, arrancando al tiro otras tantas, apunto a otra y desplumadero, medio cae, se rehace y se deja planear ladera abajo como un misil con un pata colgando y desviándose del resto hasta que la pierdo de vista por un urzal. Cobro la primera, un macho viejo, y me quedo maldiciendo por haber dejado herida la segunda, pensando en lo casi imposible que sería cobrarla habiendo visto hacia donde voló sin llegar a verla posar. Nada me fastidia más que dejar caza herida para que muera por el monte, así que detrás de ella, al menos a intentarlo. Media hora buscando por el urzal y nada, vuelta a bajar, vuelta a subir y nada, hasta que cuando casi la daba por perdida pone Lida entre unos piornos. Llega Nabia y patronea primero y muestra después hacia otro lado. Empiezan a dar peón y de nuevo puestas, peón y puestas, hasta que 30 metros más allá quedan las dos mostrando hacia unas urces cada una por un lado y sale la perdiz revoloteando, cobrándola bien las perras, un macho del año. Alegría no, lo siguiente. Con una sonrisa de oreja a oreja y recordando una y otra vez el lance y el cobro sigo hacia otro robledal a ver si el día se completa con alguna pitorra. Al poco de entrar ponen las dos, rompen y 50 metros más allá otra vez puestas. Las mando entrar, empiezan a dar peón y veo levantarse una pitorra por delante tapándoseme con las copas de los robles. Buen augurio que se confirmó en las siguientes 3 horas, viendo un total de 5 y pudiendo hacer nuevamente el cupo, con lances de todo tipo bien resueltos por las perras que están marcándose un final de temporada que me tiene "endrogado" de ellas. Una jornada que tardaré en olvidar, de la que no habrá más recuerdo que alguna foto... mientras pude hacerlas con el móvil, porque pareció que el monte quería que solo lo recordara en mi memoria, acabándose la batería de la cámara de vídeo durante los lances perdiceros y la del móvil a última hora de la mañana, incluso la de uno de los beeper durante el desenlace de la última becada. No pasa nada, ocupará lugar privilegiado en el lóbulo cinegético de mi cerebro y tiraré de recuerdos de vez en cuando para mantenerla fresca.



lunes, 9 de enero de 2017

Cal y arena


Comenzamos el jueves con otra buena jornada de cal en la montaña tras las pitorras. Otras 5 becadas vistas y 3 cobradas en una jornada de tarde de poco más de dos horas. Continúan las heladas pero ellas siguen manteniéndose en las zonas umbrías de roble más abierto y con poco sotobosque. Algo tiene ese sitio que se me escapa porque sigo sin entenderlo. Muy bonito el lance de la primera, la enganchó Nabia y me llevó con un peón muy prudente casi 5 minutos ladera arriba. Voy poniendo algún vídeo de vez en cuando, pero no doy a basto, el día que me siente con tiempo a recopilar vídeos y lances, hacer cámaras lentas, etc, me van a tener que despegar de la silla con una espátula.

Y el fin de semana llegó la de arena. Dos jornadas de mañana con compromisos familiares a la hora de comer que se saldaron con el mismo resultado, ni un cartucho gastado. El sábado en los llanos de Sahagún tan solo vi dos pitorras veteranas ya conocidas. Después de dar tres vuelos a una y dos a la otra no me dieron opción a tirar.


El domingo jornada mixta de perdices-pitorras en la montaña en compañía de Manuel. A primera hora vuelta tras las perdices con rastros frescos de un par de bandos, pero no se dejaron ver. Bajando al coche un meneo a una mata de robles, acebos y avellanos y ni rastro de becadas, así que rosco completo, ni ver pluma.

martes, 3 de enero de 2017

Un buen cambio de Año

Otros tres días seguidos de caza variados en piezas, lances y sitios de caza.

El sábado a los llanos de Sahagún con Mejido, a ver si las heladas movieron alguna pitorra desde latitudes más norteñas y despedíamos bien al 2016. Vimos 3, con un comportamiento arisco, levantándose solas sin perros o bien volando largas cuando las ponían, de modo que solo nos pudimos hacer con una que puso Nabia en el sitio que menos nos la esperábamos. Así de impredecibles son las pitorras. El día estuvo amenizado por las liebres, dos puso Lida y de las dos dimos cuenta, sendos machos que ya están pidiendo alubias en remojo... Y un susto con un jabalí que nos salió a perro puesto y casi se lleva a Mejido por delante, menos mal que no salió contra los perros.



El domingo un paseo matutino al coto de las encinas para entrar bien en el 2017 otra vez con Mejido, con el objetivo de dar un meneo a los dos bandos de perdices que echamos el lunes pasado y bajar la cena de Nochevieja antes de recargar con la comida familiar de Año Nuevo. Vimos uno de ellos, un par de levantes y estreno perdicero de la temporada para Mejido, qué raro se le iba a hacer terminar la temporada sin una patirroja, jejeje. Ni rastro de pitorras, no me extraña, entre la sequía de la zona y las tremendas heladas aquello parece un desierto. Eso sí, un nuevo susto con dos jabalíes otra vez a perro puesto en un jaral. A 100 metros de ellos habíamos cazado la perdiz, y ni el ruido del tiro, el cobro, los comentarios después cuando nos juntamos, ni el lío de beepers de cinco perros poniéndolos les hicieron levantarse de allí, se quedan amagados y tienes que pisarlos para que salgan, un peligro.


Ayer lunes vuelta a la montaña, con un ligero cambio de tiempo que ha suavizado las temperaturas y dejó una farraspina de nieve contra la mañana, aunque ni llegó a cuajar en el monte. Un paseo muy fructífero, cinco becadas vistas y tres cazadas en poco más de dos horas aguantando bien las muestras de Lida y Nabia, así que a mediodía comiendo en casa con los deberes hechos. Pese a las fuertes heladas las pitorras se mantienen este año en las zonas altas y me están dando juego a unas alturas de la temporada en que otros años era muy raro verlas allí. También me llama la atención que las estoy viendo en las zonas más umbrías, limpias y de bosque más maduro, a priori más expuestos a la helada, cuando otros años estaban metidas en las zonas solanas con más sotobosque, no hay quien las entienda...