lunes, 23 de enero de 2017

Apurando la temporada

Se acerca el final de la temporada, o igual ayer puse el cierre a la de Castilla y León sin saberlo porque el próximo se está complicando poder salir, ya veremos.

El paseo de tarde de todos los jueves esta vez no dio el resultado de los anteriores en pitorras cazadas, volviendo a casa "en llanta" como dice mi amigo Mejido, pero como el resultado no siempre es lo importante lo calificaré como un buen día de caza. Nos enfrentamos a tres pitorras que nos ganaron la partida en buena lid. La primera tras varias muestras y peones arrancó bien tapada sin dar opción a tirarla y no conseguimos volver a encontrarla. La segunda nos dio tres vuelos fallándola yo al segundo en la única opción que dio por precipitarme pensando que se iba a tapar. La tercera levantó rasa cara a las perras ya casi entre dos luces tras otro peón largo y ante el peligro que podía suponer dispararla para la integridad de Lida y Nabia preferí citarla para otro día.

El sábado volví a la zona con más tranquilidad y el resultado cambió, de las tres que nos ganaron la partida el jueves, dos claudicaron. Saqué a Xana, a la que con once años y medio estoy dosificando, y me dio una gran alegría con la primera. La sorprendimos a la orilla de un prado encharcado en su desayuno matinal, y mientras Lida y Nabia aguantaban prudentes la muestra en una zona muy abierta, Xana cogió la batuta del peón y me la puso en palmitas en medio del prado para el lance más fácil de la temporada, pero uno de los que mejor recordaré, llegadas a estas edades nunca sabes si estás cazando su última pieza. Más tarde dimos con la segunda del jueves, que tras dos levantes se fue de rositas sin dejarme tan siquiera levantar a escopeta, tercer encuentro que tenemos y se decanta a su favor, esta es brava. La tercera del jueves volvió a repetir un peón de infarto y cuando ya no me la esperaba después de tanto ir y venir de las perras con el peón, saltó para recordarme que no debo desconfiar de las perras y dejarlas hacer su trabajo, que al final no soy más que un espectador de lujo y ellas saben tras de lo que andan (ahí pongo enlace al vídeo, paciencia que lo he dejado en bruto y son 7 minutos, el lance lo merecía). Con dos en el bolso Lida y Nabia pusieron otras dos pitorras, pero no pude hacerme con ninguna de ellas, fallando una por no colocarme bien y no dejándose tirar la otra, que en el primer levante salió larga tras otro peón para recordar y en el segundo se tapó rápido con unos piornos descolgándose ladera abajo hasta perderse de vista.



El domingo cambié la escopeta por la cámara y acompañé a los astures Carlos y Juan a un coto de encinas, a ver cómo andaba la cosa por el llano. Me encontré lo mismo que en los otros cotos del llano a los que he ido este año, monte muy seco, suelo de pena y consecuente escasez de becadas. En enero y que una de las mayores preocupaciones fuera dónde habría un triste charco para que las perras bebieran lo resume todo. Anduvimos dando varios vuelos a dos escurridizas, disfrutando de una jornada de camaradería y buen rollo con el colofón del trabajo de todos los perros que llevó a que finalmente pudieran hacerse cada uno con una, y con la sensación de haber dejado el coto pelado. Mal año hemos tenido por los cotos llanos, este invierno ha sido el más seco que recuerdo y las pitorras han pasado de quedarse en ellos.

No hay comentarios: