Fin de semana de temperaturas bajas de verdad. El sábado no salimos a cazar y el domingo subimos a la montaña a ver si teníamos suerte con el último día de caza de la perdiz acompañados por el padre de Jose. Al llegar al monte el termómetro del coche marcaba -11º, así que coger el ritmo nos costó lo suyo. La mañana no se dio muy bien, no recordamos un año en que las perdices hayan estado tan esquivas como este, levantándose a unas distancias de perros y cazadores siempre fuera de tiro con vuelos larguísimos hacia los sitios más sucios y desapareciendo después como si se las tragara la tierra. Las dejaremos tranquilas a ver si el año que viene hay más suerte. Y estas fechas de celebraciones aprovecharemos a salir a ratos tras las pitorras ¡¡¡si es que no se han congelado!!!
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