Ayer fue un día de lo más variado tanto para David como para mi. David está arreglando la temporada en el coto de las encianas, todos los días ve 2-3 pitorras y en enero han aparecido las perdices de repente, coincidiendo con que han empezado a cosechar el maíz. Ya el fin de semana pasado hizo bonitas perchas, dos perdices de tres bandos que voló el sábado y dos becadas el domingo. Ayer tocó la variedad, una perdiz y una becada.
Por mi parte, ayer toqué otra parte del coto del pueblo que todavía estaba virgen. Ladera de roble viejo pero con arroyos cerrados de acebos y espinos. Casi cuatro horas de caza con mi padre y cero rastros de pitorras. A mediodía un poco de entrenamiento con Lida y una codorniz, bien mostrada y cobrada por la cachorra. Por la tarde me fui a un altillo de robles y escobas, donde una perdiz nos dejó con la miel en los labios tras dos vuelos y una pitorra nos arregló el día y permitió que Lida patroneara por primera vez y volviera a paladear la pluma del pintor.
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